Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en la gran https://robertnixk355777.blogrenanda.com/45227693/el-cabezazo-de-zidane-que-marcó-la-final-del-mundial